Esta canción lo dice todo...

Así es la vida, a veces aparenta ser perfecta, nos sentimos en la cima, parece que lo tenemos todo, que no necesitamos nada más que el amor de ese ser especial y de la felicidad que su apoyo nos brinda, siempre estos momentos nos hacen ver la vida de una hermosa manera y para conservar tanta dicha nos deshacemos de todo lo que no nos sirve, de lo que nos daña, de lo que sea que pueda tirarnos de la cima... y qué mejor que lanzarlo lejos.


Generalmente lo hacemos en el momento en que nuestro ser amado no se da cuenta, para protegerlo, para liberarnos de esas cargas y para sentirnos a salvo en la cima.


A veces nos detenemos unos instantes en la orilla, para ver lo que hemos lanzado al precipicio, para ver si todo se destroza al llegar al fondo o si se queda por ahí en la oscuridad. A veces no tiramos todo... y es cuando la carga de todas esas cosas nos hace titubear al filo del abismo, ese es el momento en que nuestra mente imagina dejarse caer con todo encima para darle fin a esas situaciones que parecen no tener otro remedio y nos preguntamos, ¿será realmente el final?.. ¿seguiré adelante después de tocar el fondo?..


Me encuentro en ese punto, en la orilla, pero ya no titubeo, tengo claro lo que voy a hacer, pues, no tiré suficientes cosas desde hace tiempo y ahora me veo obligada a tirarme junto con ellas, para protegerme, para escapar y para alejarme de esa cima de hologramas, la cima de las ilusiones, de la fe y de la esperanza; era tan alta rodeada de una espesa neblina de promesas falsas y mentiras, con criaturas terribles al rededor, que subían a veces para recordarme que lo bueno sólo era un sueño.


Ahora me tiro al precipicio, con todo esto encima y me pregunto... ¿me aplastará toda esta carga?, ¿las criaturas se reirán de mi mientras comen mi cuerpo golpeado contra las rocas?, los demonios, los lobos, los cuervos, las hadas, los ángeles... ¿podrán reconocer mi esencia después de esto?, ¿seré capaz de abrir los ojos después de esta caída?


La verdad es que mis ojos están perfectamente acostumbrados a entrar y salir de las penumbras, eso no me preocupa en absoluto, hasta he cambiado de pieles sin cambiar mi esencia y ésta se ha vuelto más fuerte y más sabia; lo que me inquieta es mi corazón y su estúpida supervivencia, ¿porqué no ha muerto?, ¿porqué a pesar de haber sufrido tantos atentados sigue latiendo?, ¿será que después de esta caída por fin se vuelva negro?, eso espero, pues este corazón me ha llevado a la ruina, me ha ocasionado los problemas más grandes y más difíciles de mi vida… tal vez, debí tirarlo hace mucho tiempo desde la cima.